Este artículo es la traducción de la publicación de Spectrum News, cuyo original se puede leer pinchando aquí

Traducción realizada por María A. Suanes

Foto: istockphoto-1167824400-170667a-nina-jugando


UN POPULAR SCREENER DE DIAGNÓSTICO PODRÍA DAR COMO DIAGNÓSTICO ERRÓNEO DISCAPACIDAD INTELECTUAL EN LUGAR DE AUTISMO

Un formulario de diagnóstico usado comúnmente en el diagnóstico del autismo deja fuera a más del 70% de niños autistas entre uno y dos años, pero señala a más del 80% de niños no autistas que tienen discapacidad intelectual, según indica un nuevo estudio realizado en Noruega (Stenberg et al. 2020).

El estudio añade a una ya creciente evidencia que la herramienta, la llamada Modified Checklist for Autism in Toddlers (M-CHAT) no se basta por sí misma para identificar señales de autismo.

Junto con otras previas investigaciones en Noruega, el resultado también ayuda a clarificar qué niños señala como autistas el M-CHAT y cuáles no, dice el autor principal Roald Oien, profesor de educación especial en la UiT – La Universidad Ártica de Noruega, en Tromso.

“Básicamente, encontramos que, aplicando este formulario a los 18 meses, identifica a los niños con retrasos muy severos”, dice, “tales como bajo cociente intelectual (IQ), habilidades de comunicación pobres y rasgos autistas prominentes.  Por el contrario, los niños autistas que entran más en la gama típica de habilidades tendrían significantemente menos probabilidad de ser identificados por el M-CHAT a la edad de 18 meses”.

Aunque el M-CHAT pasa por alto a la mayoría de niños autistas a los 18 meses, es útil que el test señale a la mayoría de los niños con discapacidad intelectual, dice Catherine Lord, profesor de psiquiatría en la Universidad de California, Los Angeles, que no estuvo relacionada con el estudio.

“No se trata de que no deberías usar el M-CHAT, es sólo que no deberías parar ahí” dice ella.

PROBLEMAS DE MEDIDA:

El equipo de Oien analizó resultados del M-CHAT, registros de salud y encuestas hechas en un estudio sobre una población base formada por padres, madres e hijos en Noruega , que ha hecho un seguimiento de 114.552 niños nacidos entre 1999 y 2008.(Stoltenberg et al. 2010). Ellos se centraron en un subgrupo de 834 niños que habían pasado un diagnóstico clínico de autismo detallado, y cuyos informes incluían datos completos relacionados con seis preguntas del M-CHAT que investigaciones previas había mostrado que predecían el autismo con exactitud. (Stenberg et al. 2014). El grupo incluye 539 niños que mostraban signos de autismo, encuestas hechas a los padres, y 295 que no los mostraban y que sirvieron como grupo de control; 163 de los niños al final recibieron un diagnóstico de autismo.

Sólo alrededor del 30 por ciento de los niños autistas habían dado un resultado positivo en autismo a los 18 meses, de acuerdo a sus resultados de las seis preguntas del M-CHAT estudiadas. Los niños autistas que dieron resultado negativo, tenían un IQ medio, mientras que aquellos que dieron positivo tendían a tener in IQ indicativo de discapacidad intelectual, según muestra el estudio.

Además, los niños autistas que dieron resultados bajos en medidas de comunicación funcional y niveles altos en la escala de severidad de rasgos del autismo, donde, más probablemente darían un diagnóstico positivo comparando con aquellos que entraban dentro del rango típico de estos rasgos. Este trabajo fue publicado en mayo en la Revista de Autismo y Desórdenes del Desarrollo (Journal of Autism and Developmental Disorders).

Los resultados subrayan la idea de que los instrumentos de diagnóstico o screeners deberían usarse con precaución y en su justa dosis en el diagnóstico clínico, Oien dice, aunque los screening son útiles porque enseñan a los cuidadores y educadores acerca de las características tempranas del autismo.

“Incluso si da un diagnóstico negativo a los 18 meses, eso no significa necesariamente que no habrá un diagnóstico de autismo más tarde”, dice. “Es importante que aquellos que obtienen un diagnóstico positivo, a menudo tienen otros diagnósticos”.

MEJORAR LA IDENTIFICACIÓN:

Este estudio muestra que es difícil usar esta sección de seis preguntas del M-CHAT para identificar a niños autistas que no tienen discapacidad intelectual o problemas de comunicación, dicen los expertos.

Pero en lugar de descartar el M-CHAT completamente, los investigadores deberían redefinirlo para maximizar su validez, dice So Hyun “Sophy” Kim, profesor asistente de psicología in psiquiatría clínica en la Universidad Weill Cornell Medicine en Nueva York, que no estuvo relacionada con el estudio.

Como los rasgos autistas pueden desarrollarse a lo largo del tiempo de diferentes maneras en diferentes niños, el diagnosticarles a múltiples edades podría ayudar a mejorar la herramienta de manera más correcta, dice ella.

Otra posible manera de mejorar la precisión del M-CHAT pasaría por educar a padres y pediatras sobre las señales tempranas del autismo antes de usar esta herramienta, según Catherine Lord.

Para continuar con este trabajo, el equipo de Oien planea identificar qué características son compartidas por niños entre uno y dos años que continúan recibiendo un diagnóstico positivo, después de comprobar si existen problemas de discapacidad intelectual o comunicación.

REFERENCIAS:

Stenberg, Nina, Michaeline Bresnahan, Nina Gunnes, Deborah Hirtz, Mady Hornig, Kari Kveim Lie, W. Ian Lipkin, Catherine Lord, Per Magnus, Ted Reichborn-Kjennerud, Synnve Schjølberg, Pål Surén, Ezra Susser, Britt Kveim Svendsen, Stephen von Tetzchner, Anne-Siri Oyen, and Camilla Stoltenberg. 2014. ‘Identifying Children with Autism Spectrum Disorder at 18 Months in a General Population Sample’. Paediatric and Perinatal Epidemiology 28(3):255–62.

Stenberg, Nina, Synnve Schjølberg, Frederick Shic, Fred Volkmar, Anne-Siri Øyen, Michaeline Bresnahan, Britt Kveim Svendsen, Stephen von Tetzchner, Nina Torheim Thronæs, Suzanne Macari, Domenic V. Cicchetti, Katarzyna Chawarska, Pål Suren, and Roald A. Øien. 2020. ‘Functional Outcomes of Children Identified Early in the Developmental Period as at Risk for ASD Utilizing the The Norwegian Mother, Father and Child Cohort Study (MoBa)’. Journal of Autism and Developmental Disorders.

Stoltenberg, Camilla, Synnve Schjølberg, Michaeline Bresnahan, Mady Hornig, Deborah Hirtz, Cathrine Dahl, Kari Kveim Lie, Ted Reichborn-Kjennerud, Patricia Schreuder, Elin Alsaker, Anne-Siri Øyen, Per Magnus, Pål Surén, Ezra Susser, and W. Ian Lipkin. 2010. ‘THE AUTISM BIRTH COHORT (ABC): A PARADIGM FOR GENE-ENVIRONMENT-TIMING RESEARCH’. Molecular Psychiatry 15(7):676–80.

Este artículo es la traducción de la publicación de Spectrum News, cuyo original se puede leer pinchando aquí

Traducción realizada por María A. Suanes

Foto: istockphoto-1167824400-170667a-nina-jugando

UN POPULAR SCREENER DE DIAGNÓSTICO PODRÍA DAR COMO DIAGNÓSTICO ERRÓNEO DISCAPACIDAD INTELECTUAL EN LUGAR DE AUTISMO

Un formulario de diagnóstico usado comúnmente en el diagnóstico del autismo deja fuera a más del 70% de niños autistas entre uno y dos años, pero señala a más del 80% de niños no autistas que tienen discapacidad intelectual, según indica un nuevo estudio realizado en Noruega (Stenberg et al. 2020).

El estudio añade a una ya creciente evidencia que la herramienta, la llamada Modified Checklist for Autism in Toddlers (M-CHAT) no se basta por sí misma para identificar señales de autismo.

Junto con otras previas investigaciones en Noruega, el resultado también ayuda a clarificar qué niños señala como autistas el M-CHAT y cuáles no, dice el autor principal Roald Oien, profesor de educación especial en la UiT – La Universidad Ártica de Noruega, en Tromso.

“Básicamente, encontramos que, aplicando este formulario a los 18 meses, identifica a los niños con retrasos muy severos”, dice, “tales como bajo cociente intelectual (IQ), habilidades de comunicación pobres y rasgos autistas prominentes.  Por el contrario, los niños autistas que entran más en la gama típica de habilidades tendrían significantemente menos probabilidad de ser identificados por el M-CHAT a la edad de 18 meses”.

Aunque el M-CHAT pasa por alto a la mayoría de niños autistas a los 18 meses, es útil que el test señale a la mayoría de los niños con discapacidad intelectual, dice Catherine Lord, profesor de psiquiatría en la Universidad de California, Los Angeles, que no estuvo relacionada con el estudio.

“No se trata de que no deberías usar el M-CHAT, es sólo que no deberías parar ahí” dice ella.

PROBLEMAS DE MEDIDA:

El equipo de Oien analizó resultados del M-CHAT, registros de salud y encuestas hechas en un estudio sobre una población base formada por padres, madres e hijos en Noruega , que ha hecho un seguimiento de 114.552 niños nacidos entre 1999 y 2008.(Stoltenberg et al. 2010). Ellos se centraron en un subgrupo de 834 niños que habían pasado un diagnóstico clínico de autismo detallado, y cuyos informes incluían datos completos relacionados con seis preguntas del M-CHAT que investigaciones previas había mostrado que predecían el autismo con exactitud. (Stenberg et al. 2014). El grupo incluye 539 niños que mostraban signos de autismo, encuestas hechas a los padres, y 295 que no los mostraban y que sirvieron como grupo de control; 163 de los niños al final recibieron un diagnóstico de autismo.

Sólo alrededor del 30 por ciento de los niños autistas habían dado un resultado positivo en autismo a los 18 meses, de acuerdo a sus resultados de las seis preguntas del M-CHAT estudiadas. Los niños autistas que dieron resultado negativo, tenían un IQ medio, mientras que aquellos que dieron positivo tendían a tener in IQ indicativo de discapacidad intelectual, según muestra el estudio.

Además, los niños autistas que dieron resultados bajos en medidas de comunicación funcional y niveles altos en la escala de severidad de rasgos del autismo, donde, más probablemente darían un diagnóstico positivo comparando con aquellos que entraban dentro del rango típico de estos rasgos. Este trabajo fue publicado en mayo en la Revista de Autismo y Desórdenes del Desarrollo (Journal of Autism and Developmental Disorders).

Los resultados subrayan la idea de que los instrumentos de diagnóstico o screeners deberían usarse con precaución y en su justa dosis en el diagnóstico clínico, Oien dice, aunque los screening son útiles porque enseñan a los cuidadores y educadores acerca de las características tempranas del autismo.

“Incluso si da un diagnóstico negativo a los 18 meses, eso no significa necesariamente que no habrá un diagnóstico de autismo más tarde”, dice. “Es importante que aquellos que obtienen un diagnóstico positivo, a menudo tienen otros diagnósticos”.

MEJORAR LA IDENTIFICACIÓN:

Este estudio muestra que es difícil usar esta sección de seis preguntas del M-CHAT para identificar a niños autistas que no tienen discapacidad intelectual o problemas de comunicación, dicen los expertos.

Pero en lugar de descartar el M-CHAT completamente, los investigadores deberían redefinirlo para maximizar su validez, dice So Hyun “Sophy” Kim, profesor asistente de psicología in psiquiatría clínica en la Universidad Weill Cornell Medicine en Nueva York, que no estuvo relacionada con el estudio.

Como los rasgos autistas pueden desarrollarse a lo largo del tiempo de diferentes maneras en diferentes niños, el diagnosticarles a múltiples edades podría ayudar a mejorar la herramienta de manera más correcta, dice ella.

Otra posible manera de mejorar la precisión del M-CHAT pasaría por educar a padres y pediatras sobre las señales tempranas del autismo antes de usar esta herramienta, según Catherine Lord.

Para continuar con este trabajo, el equipo de Oien planea identificar qué características son compartidas por niños entre uno y dos años que continúan recibiendo un diagnóstico positivo, después de comprobar si existen problemas de discapacidad intelectual o comunicación.

REFERENCIAS:

Stenberg, Nina, Michaeline Bresnahan, Nina Gunnes, Deborah Hirtz, Mady Hornig, Kari Kveim Lie, W. Ian Lipkin, Catherine Lord, Per Magnus, Ted Reichborn-Kjennerud, Synnve Schjølberg, Pål Surén, Ezra Susser, Britt Kveim Svendsen, Stephen von Tetzchner, Anne-Siri Oyen, and Camilla Stoltenberg. 2014. ‘Identifying Children with Autism Spectrum Disorder at 18 Months in a General Population Sample’. Paediatric and Perinatal Epidemiology 28(3):255–62.

Stenberg, Nina, Synnve Schjølberg, Frederick Shic, Fred Volkmar, Anne-Siri Øyen, Michaeline Bresnahan, Britt Kveim Svendsen, Stephen von Tetzchner, Nina Torheim Thronæs, Suzanne Macari, Domenic V. Cicchetti, Katarzyna Chawarska, Pål Suren, and Roald A. Øien. 2020. ‘Functional Outcomes of Children Identified Early in the Developmental Period as at Risk for ASD Utilizing the The Norwegian Mother, Father and Child Cohort Study (MoBa)’. Journal of Autism and Developmental Disorders.

Stoltenberg, Camilla, Synnve Schjølberg, Michaeline Bresnahan, Mady Hornig, Deborah Hirtz, Cathrine Dahl, Kari Kveim Lie, Ted Reichborn-Kjennerud, Patricia Schreuder, Elin Alsaker, Anne-Siri Øyen, Per Magnus, Pål Surén, Ezra Susser, and W. Ian Lipkin. 2010. ‘THE AUTISM BIRTH COHORT (ABC): A PARADIGM FOR GENE-ENVIRONMENT-TIMING RESEARCH’. Molecular Psychiatry 15(7):676–80.

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